¡Hola! ¿Qué tal va la semana? Llevaba algunos meses deseando publicar esta entrada y hoy por fin ha tocado. Para nosotros la elección del fotógrafo era uno de los aspectos más importantes de la boda (en mi caso, incluso más que el vestido, y no exagero) y os explicaré porqué.
El tiempo medio de preparación de una boda es aproximadamente de un año. Un año lleno de búsquedas, de nervios, de alegrías, de algunas desilusiones... para que todo pase en un sólo día. Y después de ese día, ¿qué queda? Nuestros recuerdos, que con el tiempo irán borrándose. Por eso es importante tener unas buenas fotografías y un buen vídeo que al cabo de 30 años volvamos a ver y nos recuerden cada momento de ese día. Así que os podéis imaginar que no fue nada fácil encontrar quien se encargase de inmortalizar nuestro gran día. Pero iré por partes...
En mi cumpleaños de 2013 Carlos me regaló una cámara reflex y yo empecé a iniciarme en el mundo de la fotografía. Me encantaba hacer fotos por donde iba, pero nunca había manejado una cámara de este tipo, así que tuve que ponerme rápidamente al día.
Así, buscando y buscando inspiración, un día de pronto me encontré con el perfil de Félix Faura en Facebook. Me fui a su página web y allí acabé de alucinar. Era exactamente el tipo de fotografía que tantas veces había imaginado para nuestra boda. Fotos con alma, con algo que atravesaba la pantalla; hacía que algunas me arrancasen una sonrisa, una lágrima o me pusieran los pelos de punta sin ni siquiera conocer a sus protagonistas. Enseñé durante unos meses su página a Carlos e incluso a una amiga (¿verdad Erika?) para que ellos también vivieran tantas emociones.
Así, buscando y buscando inspiración, un día de pronto me encontré con el perfil de Félix Faura en Facebook. Me fui a su página web y allí acabé de alucinar. Era exactamente el tipo de fotografía que tantas veces había imaginado para nuestra boda. Fotos con alma, con algo que atravesaba la pantalla; hacía que algunas me arrancasen una sonrisa, una lágrima o me pusieran los pelos de punta sin ni siquiera conocer a sus protagonistas. Enseñé durante unos meses su página a Carlos e incluso a una amiga (¿verdad Erika?) para que ellos también vivieran tantas emociones.
Cuando llegó primavera de 2014, empezamos a preparar la boda y contactamos casi a la vez con restaurantes y fotógrafos para fijar una fecha. Con La Posada Real del Pinar fue amor a primera a primera vista, pero con el tema del fotógrafo no era así. Pedí cerca de 30 presupuestos en un mes y ninguno me convencía por una cosa o por otra: fotos demasiado posadas, fechas ocupadas, álbum clásico, web que no me convencían, el precio se nos iba...
Una noche, un poco ya desesperada, hablando con Carlos le dije que yo lo que buscaba era algo como lo que hacía Félix Faura. Él me preguntó que cuál era el problema, qué por qué no le escribía y yo empecé a decirle que estaba lejos, que seguro que ya tenía la fecha reservada, que sería carísimo, que nuestra boda no era especial... AAYY!! EXCUSAS.
A la mañana siguiente pensé: "¿Por qué no? Si es el que nos gusta, ¿por qué quedarme con la duda?". Le escribí y le conté nuestra historia: cómo nos conocimos, dónde nos casamos, quiénes somos. Fue al único al que le conté tantas cosas y con tanta sinceridad.
A la mañana siguiente pensé: "¿Por qué no? Si es el que nos gusta, ¿por qué quedarme con la duda?". Le escribí y le conté nuestra historia: cómo nos conocimos, dónde nos casamos, quiénes somos. Fue al único al que le conté tantas cosas y con tanta sinceridad.
Su respuesta no se hizo esperar y desde la primera palabra sabía que había algo especial en él. Ahora ya no es el fotógrafo de la boda, yo le considero un amigo. Para los que no conozcáis a este pedazo de profesional os dejo una muestra de su trabajo. ¡Disfrutad!
¿Qué os parece? Y lo más importante, ¿qué sentís al ver sus fotos?
Si queréis ve más de su trabajo visitad su web www.felixfaura.com/.